La auctoritas y la gestión de equipos

A los romanos les debemos muchas cosas: el derecho y parte de la organización política son algunas de ellas. Fueron capaces, con unas comunicaciones pobres -¿Cuanto se tardaba de punta a punta en recorrer el Impero?- y con un ejército pequeño -¿Que porcentaje de población era militar respecto al total de población?- de mantener a Europa unida bajo un único poder político. Y durante más tiempo que nadie.

Durante todo el Imperio Romano, que abarcó desde la fundación de Roma hasta la caída de Constantinopla, hubo numerosas etapas, algunas francamente mejorables, pero otras muy interesantes. Yo prefiero quedarme con la época senatorial; en la que un romano prefería morir a faltar a su palabra o a perder el honor.

En esta época estaban muy en boga lo que llamaban los romanos «virtudes». Distinguían entre dos tipos de virtudes: las personales, que cada uno debía cumplir en privado y en público, y las públicas, que eran aquellas virtudes que se esperaba que una sociedad tuviera.

Los individuos no tenían virtudes públicas, pero con sus elecciones personales sí eran responsables de que las sociedades en las que participaban tuvieran estas virtudes. Hablamos de justicia, libertad o paz. Pero hablaremos de esto más adelante en otro post, para no perdernos.

De lo que vamos a hablar es de una virtud personal en particular, cuyo concepto desgraciadamente se ha perdido: es la Auctoritas.

Auctoritas es la cualidad por la cual una persona se hacía merecedora del respecto de los que la rodeaban a través de la experiencia, y la realización plena y completa durante mucho tiempo de otras virtudes: la Pietas, y la Industria.

Pietas era el respeto por los valores sociales de la república, y por la cultura; estos dos incluían el respeto por la Triada Capitolina y los antepasados, como manifestación de la religio. Pero la Pietas no era apenas un respecto social o cultural: también exigía el respecto por los que te rodean.

Industria era la capacidad de trabajar duro durante toda la vida para obtener tus objetivos.

Por lo tanto, para tener auctoritas, un romano debía labrarse una historia personal de trabajo, esfuerzo, experiencia y respeto por una serie de valores, así como respeto por las personas. Podías tener poder -potestas- o incluso poder absoluto -imperium-, pero el hecho de tener potestas en ningún momento aseguraba ni un ápice de auctoritas.

La forma de ganar auctoritas para los romanos que no participaban en el ejército era laboriosa y discreta, por lo que los ejemplos que pueda poner pueden escapar al imaginario cultural de la generación LOGSE. Pero en el caso militar, todos sabemos lo que hacían los generales para conseguir auctoritas: una vez que conseguían la potestas -es decir, que podían mandar-, seguían caminando con la tropa, iban la batalla en línea de frente, comían con los soldados y eran un ejemplo para todo el ejército. Llegado a un punto, sus subordinados no lo seguían porque tuviese potestas, sino porque creían en él. Era su ejemplo. Muchos militares de la gens Cornelia que anduvieron por España, o militares famosos como Cesar -o más recientemente Napoleón- entendieron la importancia de la auctoritas.

En el día de hoy, no es plan de ponerse a adorar la Triada Capitolina, o a tomar una gladius e ir a hacer el majara al monte. Si pensamos en esto, es que no hemos entendido nada de la Auctoritas. Auctoritas es el hecho de que la gente te escucha y acepta lo que dices no porque tienes el poder, sino porque tu, personalmente, tienes todo un registro de trabajo duro, de esfuerzo, de respeto, de sacrificio, y de conocimiento, que hace que la otra persona, que se siente respetada, piense «si fulanito lo dice, es porque es cierto».

Actualmente se escriben cientos de libros sobre gestión empresarial hablando del liderazgo. Pero el hecho triste es que todo esto es necesario porque hemos olvidado algo que nuestros antepasados sabían: auctoritas no es lo mismo que potestas. El hecho de que puedas dar ordenes no significa que alguien las vaya a obedecer. La gente hace algo bien si de buena fe cree en ello, y en el que lo propone.

Por el látigo también se pueden conseguir algunos resultados: si tienes medios incoativos para forzar el cumplimiento de tus ordenes, las ordenes serán ejecutadas. Pero luego no llores diciendo que tus empleados o subordinados hacen mal las cosas, que se te van, que tienes una alta rotatividad, que no te fías de ellos, o que no son proactivos -esto último es lo más gracioso ¿No los has castrado antes ejerciendo tu poder de forma indiscriminada?-. Puedes tener potestas, pero ni sospechas que es la auctoritas.

¿Quieres tener auctoritas? Muestra que respetas y escuchas a los que te rodean. Adquiere conocimiento. Mucho. Demuestra trabajo duro, responsabilidad y respeto durante años. Y cuando adquieras la potestas, no solamente no debes perder todo esto, sino además debes ser un ejemplo para todos. Y verás como tus subordinados creerán en ti, y lucharán junto a ti por conseguir los objetivos.

Actualización: La continuación, entrando en más detalle en la potestas sin auctoritas.

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6 thoughts on “La auctoritas y la gestión de equipos

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  2. As far as I know, there isn’t. Anyway, I will translate it this weekend, and post it on this blog.

  3. Soy licenciado en Historia y debo hacerle un comentario sobre su página web, donde habla en una de sus aportaciones de la auctoritas latina, me ha llamado la atención y he entrado en ese artículo, debo hacerle alguna precisión.

    Sólo se puede considerar Imperio Romano a partir del gobierno de Octavio Augusto, en el 28 antes de Cristo. Al principio de su fundación en el año 753 a. C, hubo reyes, pero pronto la monarquía de Roma se convierte en una república y así sería casi durante unos seiscientos años. Todo ello duró hasta la intentona que llevó a acabo Julio César de asumir todo el poder de Roma, por lo que en parte murió asesinado. Al cabo de los años tomo el poder su sobrino-nieto Octavio Augusto, en el año 28 a.C, sólo a partir de entonces se puede considerar creada la figura del emperador y como tal del Imperio Romano. Espero no haberle molestado con mi aportación, pero las imprecisiones históricas no me agradan, por lo que tiendo a ser un poco picajoso con ellas. Espero que me disculpe, además soy entusiasta descubridor del software libre al utilizar una distribución linux para mi trabajo, como es Mandriva 2009.1 ya que quise utilizar Guadalinex, la cual me gustaba mucho, pero a mi tarjeta gráfica no le sentaba bien

  4. @Hierro:

    No me molestas lo que dices; en sensu stricto el Imperio Romano es exactamente lo que dices.

    El término Imperio Romano lo uso en sensu lato, para no poner «Monarquía Romana, República Romana, e Imperio Romano», del tirón; es más fácil de entender.

    «Libertades» literarias. ;-)

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