El aprendiz

“El Aprendiz” es una serie donde un señor que no conozco -pero que dicen que es muy famoso en su segmento de mercado, un empresario muy importante y que probablemente facture más dinero en un día del que yo facturaré en toda mi vida-, pone una serie de “pruebas” sobre dos conjuntos de personas separados en grupos por un criterio tan estratégico como el sexo, y van eliminando uno a uno a los presentes hasta quedarse con uno que se supone que tomará como aprendiz. Se supone que se organizan como una empresa, algunos asumen tareas concretas, y otros tareas gerenciales.

En varios blogs que sigo (Seidenbaum, y Echevarri) encontré referencias a este concurso, y encontré el final del capítulo de la semana pasada. Para resumirlo, por lo visto perdió el grupo de los hombres porque habían vendido unas aceitunas debajo de costo. No puedo evitar simpatizar con el autor material de la cagada, especialmente porque cuando comencé a hacer negocios, también cometí el mismo error: es muy fácil vender bajo costo las primeras veces. Lo haces una vez, te das cuenta, y no lo cometes más. Con el tiempo aprendes a incluir también el costo de oportunidad perdida cuando te planteas precio y negocio.

Al parecer, tenían un equipo de compras, un equipo de ventas, y una persona que actuaba como coordinador/lider/jefe. La cosa es que nadie del equipo se dio cuenta, y el “jefe directo” que se supone que controlaba su operación tampoco se dio cuenta, por lo que terminaron vendiendo al precio equivocado. Aquí podemos entrar en que nadie de la cadena de mando se dió cuenta, y que si vendieron lo que vendieron se debe a que estaban bajo precio de coste, y que si hubiesen vendido sobre precio de coste quizás no hubiesen vendido por fallos en la estrategia comercial. O que no trabajaron como equipo, el jefe daba órdenes, y el pueblo no obedecía y se sacaban los ojos entre ellos. Pero la cagada visible la hicieron en compras; el fallo de equipo y de comunicación es poco visible, y suele pasar inadvertido para buscar un único chivo expiatorio.

La parte que vi fue la entrevista final. Los tres escogidos estaban delante del empresario de nivel: un chaval jovencísimo que se notaba que todo aquello le venía grande -y que no sé que pintaba ahí-, el que cometió el error material, y el jefe del equipo perdedor; un tipo que cuando piensas en un jefe tóxico, se te viene a la cabeza alguien como él. El del precio de las aceitunas reconoció su error y que metió la pata, y no arrojó mierda sobre nadie. Asumió su responsabilidad. El jefe del cotarro y el joven estuvieron, por otro lado, echándose mierda sobre ellos, y echándosela al tercero. El jefe del cotarro no solo no asumió ninguna responsabilidad por no haber hecho el seguimiento apropiado del trabajo de su subordinado, ni haber propiciado la comunicación entre los equipos, ni por las peleas constantes en la gente bajo su responsabilidad: además se mostraba agresivo e insultante con sus subordinados; más parecido a un yuppie cortacuellos ochentero que a alguien que quiere mostrar su valía como profesional.

Echaron al honrado. Lo que tiene su lógica -no la de Seidenbaum, lo siento, en esto también discutiremos-, ya que es un concurso y necesitan a los escandalosos; y probablemente una persona honrada y poco polémica dé poco juego en la tele. Yo habría echado el jefecillo por no asumir su parte de la responsabilidad, y por no haber entendido qué es ser jefe: coordinar, motivar, supervisar. Permitir y favorecer que todos hagan bien su trabajo. La sensación que me quedó es que para ese individuo “mando” tiene que ver con el tamaño de los genitales. A riesgo de autocitarme: la potestas no es auctoritas.

Aquí quedó la cosa. De momento.

Esta noche acababa de grabar en vídeo un automatismo con un microcontrolador que forma parte del proyecto con un cliente, y mandé a subir el vídeo -que es el entregable de dicho proyecto-. Bajé al salón y puse por curiosidad el concurso, que ya debía estar cercano a acabar, por curiosidad a ver si había sido un desliz. La prueba se suponía que era demostrar que saben llevar el restaurante.

Lo que vi me dejó de piedra. Ganó el grupo de las mujeres por haber perdido 40 euros menos. Hasta aquí, todo bien. El problema es que el grupo de las mujeres llenó pronto el local, pero los clientes se iban cabreados: precios altos, comida asquerosa. Hubo un par de detalles que se vieron en las cámaras y que muestran incumplimiento del reglamento de manipuladores de alimentos. El de los hombres, que cometió un error en la estrategia comercial, tuvo solo un grupo de una docena de personas en toda la noche: pero los clientes disfrutaron como cochinos, y se fueron contentos.

Técnicamente el grupo de las chicas había perdido menos dinero; pero si fuese un negocio de verdad, en cuanto que se corriese la voz de como trataban a los clientes y como era la comida, hubiesen fracasado. Por otro lado, la metedura de pata del grupo de los chicos -ausencia de estrategia comercial al principio, y mala ubicación del local- la solucionaron con una estrategia agresiva, levantaron según transcurrió la prueba, y dejaron clientes contentos y dispuestos a hablar bien del local: probablemente si fuese un negocio de verdad, cuando corriese la voz llenarían el local todas las noches si pueden mantener el espectáculo y el buen rollo.

Yo hubiese dado la victoria al grupo masculino: hacer negocio no es explotar a los clientes y que no vuelvan más, por aumentar los ingresos un 10%. Ese planteamiento cortoplacista en los negocios es muy dañino. Pero bueno, es un concurso, y decidieron echar al que menos ha perdido. Así que a echar otro de los chichos. Parece obvio que el jefe, que ha decidido el local de forma autónoma y ha tomado un tipo de liderazgo ordeno-y-mando, es el que tenía que cascar (lo siento, soy así, creo que el que manda tiene más responsabilidad que el que obedece, no me gusta echar mierda para abajo, ni la gente que lo hace)

Pasemos a la selección de a quién echan… pues el “jefe” y dos seleccionados diciéndose lindezas. Pasadisimo de rosca. Como han visto que reconocer errores no funciona, se sacan los ojos entre los tres. La gente aprende muy rápido, y el señor gran empresario ha comenzado a construir cultura de empresa. (Nota a los futuros empresarios: misión, visión y valores son con frecuencia palabras vacías que hace la peña para quedar bien. La cultura de empresa se decide en como se toman las decisiones en el día a día; si penalizas la franqueza, la integridad, o el trabajo en equipo, luego no te sorprenda que tu empresa sea un puñado de sabandijas hipócritas que se apuñalan entre sí mientras que ponen la mejor de sus caras al jefe. Digan lo que digan los «valores de la empresa»)

El punto final, y lo que finalmente me terminó rayando y empujándome a postear en el blog es cuando el señor importante se quedó solo con uno de los dos “seleccionados”; uno que había asumido más responsabilidades de las que correspondían a su puesto, evitado en gran parte la debacle de su equipo; y al que si le hubiesen hecho caso desde el principio habría permitido a su equipo ganar la prueba. Pues este se llevó broncas y amenazas del señor importante por tratar a su “lider” con un lenguaje muchísimo más blando que el que le había dedicado la semana pasada el otro “jefe” a su subordinado en la revisión, en esa misma mesa. El único argumento: los galones. O sea, si eres jefe, puedes putear a tus subordinados. En la misma mesa, si no eres el jefe, cuidado con lo que dices del “leader”. Todo esto acompañado de un discursito sobre “inteligencia emocional”, que se lo podía haber llevado el “jefecillo” del primer programa, que se tiró todo el rato rajando. Increible. (Nota: el jefecillo del primer programa estuvo rajando durante el segundo programa, pero eso no cuenta)

Lo he de reconocer: me gusta mimar a mis clientes, no tengo una visión cortoplacista de los negocios. No quiero clientes descontentos, el boca a boca es para mí la mejor herramienta comercial. He tenido empleados y gente a mi cargo. Jamás he despedido a alguien por meter la pata alguna vez. Especialmente si me ha demostrado honradez, ha reconocido los fallos, y se propone mejorar: fallar es humano; si no lo entiendes, te quedarás con un equipo que no querrá asumir responsabilidades por no cagarla y que serán los amos del escaqueo y la búsqueda del chivo expiatorio. Tampoco penalizaré nunca a nadie por hablarme claro, ni aceptaré tener en mi equipo a nadie que se dedique a escaquear responsabilidades y lanzar mierda a todos. Jamás trataré con desprecio ni escaquearé el bulto de un subordinado, como hizo el “leader” del primer programa.

El flash está causado, supongo, porque mi forma de pensar en los negocios, en los clientes y en los empleados es diametralmente opuesta a la que he visto en este programa. Supongo que será por lo que ese señor tan importante gana muchísimo dinero en una empresa muy grande, y yo no paso de autónomo y esporádico empresario de PYMEs.

También supongo que por eso ese señor tan importante nunca me tendrá de aprendiz: al fin y al cabo, nuestras culturas empresariales son completamente distintas. La mía es la del primero que echaron del concurso.

También supongo que por eso tenemos en España una productividad por los suelos; y, con frecuencia, ambientes laborales irrespirables: si realmente queremos potenciar jefezuelos agresivos, hacer todo por la pela, insultar, apuñalar, echar mierda fuera, y dar un mal servicio a clientes a precios altos pensando solo en el corto plazo. Esa parece ser la cultura empresarial que se busca en el aprendiz.

En fin, es un show que muestra la España con la que deberíamos terminar si algún día queremos ser competitivos económicamente.

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15 thoughts on “El aprendiz

  1. Yo no sé si a los responsables del programa se les habría ocurrido que con cosas como esta seguro que les sube la audiencia; al menos de ellos se está hablando por Internet… de todas formas, el que menos escrúpulos tiene es el que más factura; si eres honrado, tienes que currar mucho más que el otro; y en muchísimos ámbitos de la vida

    Por cierto David, por ahí he visto un tubo que es tuvo…

  2. Buenas,

    he de confesar que ví la primera entrega de este programa con esperanza (absurda) de aprender algo, por poco que fuera, y ha sido una completa decepción. Ni siquiera los concursantes tienen un perfil mínimamente competente (o creíble), ¿a quién se le ocurre estar en una reunión en jarras? Claro que, por otro lado, ¿a qué profesional serio se le ocurriría exponerse en un reality? La imagen que se está dando de la empresa y los profesionales españoles es penosa. Me podia esperar un programa aburrido, me podia esperar decisiones que no me gustaran, pero en mi inocencia no me esperaba un «gran hermano» con aires.
    Y tampoco me esperaba de ti que le dedicaras un espacio en tu tiempo, la verdad :) no lo merece en absoluto. Por lo menos leerte es siempre enriquecedor. ¡Saludos!

  3. Leo tu post, y estoy de acuerdo en muchísimas cosas… pero hay algo que me «chirría». Del programa de ayer, te parece que el tal Ben (el que se quedó recibiendo la charla sobre inteligencia emocional) es alguien positivo… y francamente, si el líder del primer día te pareció un imbécil… ¡éste lo supera! Son perfiles exactamente iguales: «yo lo hago todo bien, los demás no están a mi altura». No es una cuestión de «galones»: ése es el típico tío capaz de envenenar cualquier ambiente de trabajo, porque no respeta a los que tiene a su alrededor (sean jefes, compañeros, subordinados).

    Eso sí, el programa es coherente en su criterio: el primer día se quedó un imbécil, el segundo día se quedó otro. Lo que importa es el mal rollo, que si no no hay audiencia. Ni posts en blogs variados :D

  4. @Balk: gracias, corregido.

    @Ana: en otro contexto, no es malo para un profesional bueno demostrar que sabe hacer su trabajo. Pero viendo lo que veo, no es la cosa con la que me gustaría que me asociaran… un saludo, y un placer leerte.

    @Consultor Anónimo: no he dicho que el tal Ben era positivo (Dios me libre, lo que me habría durado un empleado asi…); sino que según los parámetros del programa (lo único que importa es el resultado), era objetivamente de los tres el menos malo. La actitud no era buena (parece ser un creido y un bocazas), pero ya demostraron en el primer programa para lo que sirve la actitud en ese reality. Sin embargo, no es ese el punto. El punto es que teniendo peor actitud el jefecillo del primer programa, este no se llevó bronca. Y no se ha llevado la bronca por echar mierda a sus compañeros, sino por hablar mal de su «jefecillo»; cuando los jefecillos de ambos capítulos han dicho cosas muchísimo más gordas de sus «subordinados».

    Dicho de otra forma, si le hubiesen afeado la actitud agresiva, pendenciera e insultona a todos los concursantes que la han tenido, estaría estupendo. Yo la habría afeado también (corrección… salvo uno gordo, el que echaron el primer programa, y algún otro más, habría echado a todos del grupo de los varones por sociópatas). Desde luego, si ese empresario importante está acostumbrado a que la gente a su alrededor en la empresa se porte así, dice mucho del ambiente de su empresa; yo personalmente nunca he tolerado esas actitudes. Pero la clave está en que solo se la afearon a él, y no por la agresión verbal a sus compañeros, sino solo porque lo hizo hablando del jefecillo, y con el argumento que era el jefecillo.

    El hecho de hacer el discursito de inteligencia emocional por rajar de tu jefe, y no por alienar a compañeros y subordinados, es la clave en mi opinión. Lo de ir al psicólogo de la empresa por discutirle a tu jefe con (o sin) malos modos, y que luego un sociópata con uniforme y silbato se dedique a repartir depresiones, desgraciadamente, es real: probablemente conozcamos ambos alguna cárnica de las que hay que ir en corbata a picar código en Java por 600e al mes donde esto es común.

    Quizás pueda que hasta tenga «interés sociológico» el programa: sospecho que vamos a ver como convertimos un grupo de yuppies con pocas luces en un grupo de sociópatas desenfrenados. Supongo que será una visión a cámara rápida de como se crea el ambiente laboral en las empresas tóxicas.

  5. Me ha gustado muchísimo tu reflexión, coincido plenamente en lo que comentas…

    Por cierto, que en un desafío como el del restaurante, era muy fácil ganar: bastaba con no hacer nada. Porque a ver cómo se consigue comprar comida para tener de todo, y gastar en trajes y adornos, y que aún ganes dinero… si la inversión de poner en marcha el negocio va a repercutirse íntegramente en el primer día, es casi imposible ganar dinero.

    s2

  6. Enhorabuena por el post, me ha gustado mucho. Y gracias por la cita…
    Y comparto la visión de Consultor sobre Benjamín el Senior. No creo que lo unico que les importe sea el resultado. deben ser conscientes de que en el SXXI esta gente no es presentable (aunque quizás si utilizable por debajo).

  7. Lo que no cabe duda es que se trata de un espectáculo televisivo; le han puesto ambientación «empresarial» como otros lo ponen en la selva, en una escuela de baile o en una granja. A las pruebas les quieren dar apariencia de «rigor», pero nada más lejos de la realidad…

    En fin, que el que esperase ver algo de lo que sacar un aprendizaje creo que estará decepcionado. El que quisiera ver un reality de gente sacándose los ojos, estará encantado :D

  8. A mi el señor empresario importante me parece un genio. Puede que en sus empresas cree ambientes irrespirables, pero por lo pronto ha conseguido colarle a la televisión semejante castaña televisiva. Luego ya se verá si el producto era bueno y si cumple las espectativas del cliente, pero este tipo ya tiene el dinero en el bolsillo

  9. @Otroaprendiz:

    No se decirte quién le ha colado el gol a quién. El programa tiene pinta de terminar dando hilos míticos en los foros, como los de «Ajuste de Cuentas» en el blog de Echevarri, según se vallan descocando los equipos -y en este tipo de programas, es cuestión de tiempo que comiencen a descocarse los sociópatas-. A la sexta le va bien que se monte el circo en el programa; pero que asocien tu nombre con el circo, lo dudo. Vale, no se involucra tanto como Vicens; vale, el blog de Bassat no dice lo que el de Vicens (http://vcastellano.blogspot.com/2008/09/de-20000-6-millones-con-los-bienes.html); pero Bassat gana mucho dinero con la publicidad, y se supone que entiende qué pasa cuando te asocian con determinado tipo de productos. Si siempre que veo una chungokola la veo al lado del psicópata del quinto, cuando vea una chungokola me acordaré del psicópata del quinto. Y mucha gente la primera vez que ha visto y ha oído hablar de Bassat es en el contexto del concurso.

  10. @irbis

    Imagino que este tipo no es tan idiota como para asociar su nombre a «sociópata», si no no habría llegado hasta donde ha llegado. De momento el contexto con el que la gente le ha conocido es «empresario de éxito, gurú de las finanzas, aquello a lo que aspiras a convertirte», y siempre tiene tiempo de poner a los sociópatas en su sitio, con uno de esos grandes discursos completamente huecos y que seguramente consigan ensalzar aún mas la gloria de Luisín.

    Es probable que quede un núcleo de irreductibles galos que descubran el pastel y entiendan que el único responsable de todo esto es él mismo, pero el común de los mortales verá solo los fuegos artificiales porque es lo que quieren ver (si no fuera así ya habría disturbios y huelgas en este pais, por lo mal que está la economía y los inútiles que nos gobiernan). Mientras tanto Luisín sacará su tajada, se forjará una imagen de superhombre y cuando se le critique responderá con eso de que en españa lo que hay es mucha envidia del éxito ajeno.

    De lo que tiene que preocuparse es de que sus clientes no descubran el pastel, pero no creo que se diferencien mucho de él

  11. @Otro aprendiz:

    La verdad es que no se si corregirá su imagen o no; pero dos programas para mí ha sido suficiente. El lunes por la noche me quedé haciendo algo seguramente más divertido (revisando la contabilidad trimestral por cierre de trimestre), y ya me enteraré si pasa algo interesante por el blog de Echevarri -de hecho, sospecho que será más interesante el blog de Echevarri y los comentarios que se hagan en él que el programa en sí.

  12. Esto que voy a decir puede ahora parecer ventajista, pero cuando vi en la misma ecuación a La Sexta y a Luis Bassat…. buf. Y ya cuando leí que en la versión original de EEUU del concurso el «maestro» era Donald Trump…

    Apaga y vámonos, y cerrad el gas, que se escapa el gato :-D

  13. Me vas a sacar los colores. Gracias.
    Llevo un retraso de dos programas (un delay que diría el senior) pero es que la vida real achucha que no veas. Volveré sobre ello. A lo McArthur.

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